Tres etapas, ¿Merece la pena?

Con la cabeza fría y el corazón roto, dedico estas palabras a todas las personas que les duele el corazón. No penséis que el mundo se detiene, porque sigue. Prueba de ello es lo que me está ahogando ahora mismo. Muchas veces las malinterpretaciones de las palabras conllevan a malentendidos que hace a uno darse cuenta de que en realidad ya no se le valora por lo que es. Pero hoy no voy a hablar de mí, sino de un sentimiento. Si... un sentimiento... es la basura del amor. Ya sé que hace poco animé a las personas a que amasen y quisiesen... No diré que no lo hagan, pero voy a prevenir de lo que puede pasar... Al principio todo es precioso, maravilloso, es comparable a estar tumbado con la persona que amas sobre una arena blanca con las aguas cristalinas del mar mojando vuestros pies. Más adelante la confianza aparece y se instaura en la relación, dando paso a otra etapa, esta es muy bonita, para mí la mejor, es la etapa en que todo te parece perfecto y en la que realmente eres feliz porque no te falta nada, ni amor, ni cariño, ni atención... Nada. Pero por ultimo viene la última etapa, esta es la más desoladora situación que un amor puede soportar. Te sientes mal, quieres gritarle al mundo que no puedes más pero el temor a perder la luz que siempre ha guiado tus pasos, es tan intenso que te enmudece y simplemente te conviertes en esclavo de un sin vivir de indiferencias y de sombrío amor; amor frustrado por no se sabe qué, pero que va cortando poco a poco tu corazón hasta hacerlo polvo y de repente un día sientes un vacio dentro que no te deja respirar y que se funde con cada latido que produce el pecho, quieres llorar pero no puedes quieres gritar y tampoco puedes, quieres vivir y es imposible, quieres no sufrir, pero estas condenado. Condenado desde el momento que decidiste pasar por las dos primeras etapas. Ya sabias a lo que te enfrentabas. Ahora yo pregunto. ¿Compensan las dos primeras etapas, el dolor que sufres en la última?